domingo, 11 de octubre de 2015

La escuela, espacio de experiencia y esperanza


Autor: Jose Antonio Luengo La Torre.
Asesor Técnico Docente en la
Consejería de Educación de la
Comunidad de Madrid.
Psicólogo y educador.



El sistema educativo es imprescindible para mejorar nuestra sociedad. Nadie debería dudarlo. Pero no siempre se consigue. El objetivo a desarrollar debe girar en torno a la educación en ciudadanía digital responsable. Y es necesario, imprescindible mejor, tender la mano a nuestros protagonistas.
La necesidad de aprender de nuestros adolescentes y jóvenes; aprovechar ese conocimiento disponible, el aprendizaje entre iguales. Desde la educación en ciudadanía digital, con los valores como soporte; no desde el miedo o del simple señalamiento del riesgo. Desde las escuelas, como centros de conocimiento y educación en el sentido más bello y amplio de los términos. Con el conocimiento, participación e implicación de los diferentes agentes de la comunidad educativa. A diferentes niveles, pero con compromiso.
El proyecto de trabajo aborda la información, la sensibilización y la prevención de riesgos utilizando, en el entorno educativo reglado, el conocimiento disponible de nuestros chicos mayores para trabajar con los más pequeños. El objetivo, entre otros, crear una sinergia de reflexión en valores con el protagonismo del alumnado. 
Si de verdad nos preocupa qué hacen, pero sobre todo, qué van a hacer nuestros chicos y adolescentes en el mundo digital, hemos de afrontar el asunto como un reto educativo. Porque no es otra cosa. Porque se trata de educar. Y educar para la vida. La personal, la que forma parte de nuestros pensamientos y esencias emocionales. La que vive en lo íntimo que hay en mí. En lo privado. En todas esas cosas que forman parte de mi yo más nuclear. Y educar, también, como no puede ser de otra manera, para la vida con los demás. En el contexto de mis relaciones, de mi manera de percibir a los que me rodena, de mi concepto y experiencia de amistad, o interacción. Educar en la ética de las relaciones. En el respeto como corazón de un tejido tan vivo como un cuerpo humano.
El proyecto de ayudantes en TIC en la zona sur de Madrid
El proyecto de ayudantes en TIC se inició en la zona sur de Madrid el curso escolar, 2012-13. Nace en el marco de trabajo de  las Mesas de salud locales, con la participación del Servicio de Unidad de Programas de la Dirección de Área Territorial Madrid Sur de la Consejería de Educación. Una experiencia definida a partir de un proyecto que concreta sus parámetros esenciales en los siguientes puntos:
 - La idea de trabajo en el marco de y para el diseño y desarrollo de buenas prácticas, recogiendo la amplia trayectoria que, en materia de promoción de la convivencia, vienen desarrollando un buen número de centros educativos, singularmente IES, en el ámbito de la enseñanza pública, y no pocos centros concertados.
- La experiencia planteada incorpora, asimismo, las iniciativas puestas en práctica en materia de formación de alumnos ayudantes en los contenidos antes citados, trasladando el modelo de formación y ayuda en cascada al ámbito de las TIC y su uso por parte de niños y adolescentes.
-  El objetivo, la configuración de equipos estables de apoyo  que desarrollen actividades específicas de sensibilización e información en centros de educación primaria, concretamente en unidades de tercer ciclo de la etapa, sobre los usos y abusos de determinadas las herramientas tecnológicas y, de modo específico, de promoción de sana ciudadanía digital y prevención de comportamientos inadecuados.
- El trabajo se desarrolla hablando de y trabajando con valores. No es a otro sitio al que se pretende ir. Primero,  pensando en la intimidad, lo que es nuestro, lo privado, lo que forma parte de nuestra esencia, de nuestros sueños, nuestras ideas más propias. Nuestra imagen. Y reflexionar sobre nuestra exposición. Lo que decimos de nosotros, lo que mostramos, lo que nos mostramos. Datos, pensamientos, imágenes, anhelos, actividades. Y pensar, claro, en quiénes queremos ser en la red. Nuestra identidad en ella. Nuestras reservas y opciones de exposición. A los demás. A los conocidos y no conocidos. A unos amigos y otros. Segundo, adentrándonos en el respeto a los otros, a aquellos que comparten, de una u otra manera, nuestra vida. Alimentar la capacidad para pensar en los sentimientos de los demás, en sus pensamientos, en sus creencias. En lo que son y quieren ser. Y nutrir la competencia personal de ponerse en su lugar. La dignidad, insisto, en la base. La nuestra, la de los demás.
  - La alfabetización digital, incluida la prevención de riesgos de mal uso, debe empezar pronto, y, de modo singular, en la educación primaria. Es en este contexto donde más oportunidades podemos encontrar para sembrar buenas prácticas, para dimensionar adecuadamente los riesgos de determinadas acciones.
 - La prevención de los malos usos y de los abusos empieza, también, por abordar la tarea con los más pequeños. Es frecuente escuchar en los centros de educación infantil y primaria que no suele aparecer este tipo de problemas.
 - La experiencia de formar a adolescentes para que ayuden a los más pequeños. Dar protagonismo a os chicos y las chicas, enseñarles a ayudar, a estar presentes y activos en situaciones en que el apoyo, el respeto y la solidaridad entre iguales es imprescindible. Las posibilidades de penetración que tienen las ideas cuando son expuestas por chicos como ellos, pero con más edad y más experiencia (sobre todo en cómo afrontar los riesgos y salir de situaciones embarazosas, o no meterse en ellas), son inagotables. Los pequeños escuchan, leen la realidad que les es explicada, con propias experiencias, en su lenguaje, con sus palabras, por quien es casi como ellos, está casi a su altura; por quien ha querido colaborar, ayudar, estar con ellos, aportándoles su experiencia, su interpretación de las cosas. Su discurso no suena a miedo; ni a lección, o reproche. Ni siquiera a consejo. Es un diálogo entre iguales.

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